En este espectáculo queremos volver a la esencia del teatro: un actor y una historia. El actor es un titiritero, que recorre el mundo con su escenario portátil cargado a la espalda, como si fuera una mochila. La historia, una de las leyendas más bonitas del folclore catalán: La flor romanial, en la versión recogida por el sacerdote Antoni Maria Alcover.
La flor romanial es un homenaje a la historia de los títeres de guante y a la tradición de cuentos populares catalanes. El espectáculo se basa en la voluntad de recuperar los antiguos escenarios portátiles de títeres que un solo titiritero cargaba y con los que viajaba por los pueblos (¡a pie!) contando cuentos con sus marionetas.